Con tu oración
Con tu oración
No solo se trata de hacer, también puedes rezar. Porque tu oración es necesaria y será el alma de toda la actividad que se realice. Con ella, los frutos serán mayores y más permanentes.
San Carlo Acutis, santa Teresa de Jesús, el venerable Antoni Gaudí, san Ignacio de Loyola... En todos los amigos y amigas de Dios encontrarás cada día la inspiración que necesitas para llevar una vida de santidad.
Ir a HuellasLos lugares donde vivieron los santos, o donde se conservan sus restos, son meta de peregrinación y oración. Ahí nos damos cuenta que fueron hombres y mujeres de carne y hueso. Palpar los lugares de su vida puede ser una buena iniciativa y ocasión para catequesis y encuentros.
«La santidad es el rostro más bello de la Iglesia» (Gaudete et exsultate, 9). Detrás de cada santo hay una historia preciosa de amor de Dios y de correspondencia de cada uno. Cada rostro esconde una de esas historias... ¡Conócelas!
Detrás de muchas realidades con las que convivimos o nos encontramos en nuestros pueblos y ciudades tuvieron su origen en hombres y mujeres de fe. El inicio de la psiquiatría con san Juan de Dios o el compromiso de la promoción de la mujer con santa María Micaela son un claro ejemplo de ello.
También se observa en los nombres de calles o plazas, o en templos como la Sagrada Familia de Barcelona, fruto del genio del venerable Antonio Gaudí.
Pero no solo queda ahí, como herencia de un pasado sin continuidad. Cuando se viven las circunstancias cotidianas a la luz del Evangelio, tratando de responder a la llamada universal a la santidad, se genera un impacto directo a nuestro alrededor.
La revista "Nuestra Iglesia", editada con motivo del Día de la Iglesia Diocesana 2025, muestra una visión general de todo lo que supone el anuncio, la celebración y la vivencia de la fe en cada diócesis de España.
Tu ayuda es fundamental para seguir creciendo y ayudando a más personas a encontrar su camino hacia la santidad.
No solo se trata de hacer, también puedes rezar. Porque tu oración es necesaria y será el alma de toda la actividad que se realice. Con ella, los frutos serán mayores y más permanentes.
Dedica algo de tu tiempo en tu comunidad por los demás. El tiempo que puedas: media hora, una, tres horas... Lo que se ajuste a tu situación de vida.
Cada uno puede aportar un poco de lo que sabe: una sonrisa cercana, una mano que apoya un hombro desconsolado, remangarse cuando sea necesario, acompañar en silencio al que sufre...
Haz un donativo. Recuerda que con tu aportación periódica ayudas más, porque permite elaborar presupuestos y mejorar la utilización de los recursos y planificar acciones a medio y largo plazo.
#TúTambiénPuedesSerSanto